Nací en París en
junio de 1937, por encargo del Gobierno de la República española, aunque me
gesté en la ciudad de Guernica un par de meses antes. Mi misión en la vida, era
reflejar el horror de la Guerra Civil española en la exposición Internacional
de 1937 de París. Pero en el momento de nacer, quizá lo que no sabía, era que
no solo iba a ser algo puntual, sino un signo duradero y un estandarte del arte del siglo XX en cuanto a la denuncia bélica.
En
los años cuarenta, y viendo que no podía entrar en mi país por temas políticos,
decidí marcharme a Nueva York, instalándome en un edificio moderno de grandes ventanales
y color gris, el MoMA; pero en mi pensamiento y en el de mi padre siempre
estuvo la idea de venir a territorio español cuando reinara la democracia, en
concreto al Museo del Prado de Madrid. Y así lo hice en 1981, cambié mi casa
moderna por un edificio del siglo XVII del centro de la capital española. Aquí permanecí
once años, pero finalmente decidí
trasladarme a otra residencia del siglo XVIII pero con tintes renovados.¹
El que fue mi padre, Pablo Picasso,
pintor malagueño, denunció las
consecuencias de llevar una batalla a territorio civil, y Guernica, por ser la primera
ciudad atacada con aviones de guerra, históricamente hablando¹, se merecía una
obra tal.
Decidió
ponerme un corazón en forma de caballo, que trotara y me diera vida, pero es
inútil, una lanza lo ha herido de muerte. Todo mi cuerpo está sin vida y lleno
de dolor. Así, mis extremidades son una mezcla de gritos, muerte, fuego, partes
del cuerpo rotas, mujeres con sus hijos muertos en brazos, desesperación. No
hay bombilla ni quinqué que me pueda iluminar y dar color, estoy gris, triste. Ni
el toro con su fuerza y no contaminación de la civilización, ni la paloma con
su sosiego o concordia, logran detener la desesperación que siento por dentro.²
Mi padre quiso denunciar, a través de
mí, las consecuencias de una batalla en zona civil, pero desgraciadamente, yo
solo fui la primera de tantas que después ha habido a lo largo de la historia.
Por eso, todavía no entiendo por qué vienen personas a mirarme, y se les oye
decir: “Es una obra de arte”. “Es una
maravilla”. ¿Cómo es posible si estoy enfermo?, mi enfermedad: la guerra,
con lanzas, flechas, espadas, bombas. Mi antídoto: flores, herraduras, luces
naturales.
¿Quién
ganará esta batalla?
Ana de la Encina.
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[1], “Guernica de Picasso”, en http://www.cossio.net/actividades/pinacoteca/p_01_02/guernica_picasso.htm
[consultado
el 9 de marzo de 2013]
-
[2] “Guernica”, en
[consultado
el 12 de marzo de 2013]
-
[2] Brihuega, Hernando Carrasco, Ramírez, Raquejo Grado, Reyero, San Martín,
Solana: El mundo contemporáneo. Historia
del Arte. Madrid, Alianza Editorial, 2010.
Buenos días Ana,
ResponderEliminarMe ha encantado cómo has plasmado en primera persona esta obra de Picasso tan importante tanto en nuestra historia como en nuestro arte.
¡Enhorabuena!
María.
Gracias, María, la verdad es que me apetecía hacer algo diferente.
EliminarUn saludo.
Me gusta mucho cómo has utilizado la primera persona para contar la historia del Guernica.
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