Naturaleza muerta con silla de rejilla (1912), de Pablo Picasso (1881-1973) |
Pablo Ruiz Picasso
(Málaga, 1881-1973), artífice del cubismo,
abandona la primera etapa de este movimiento, la considerada como
analítica, para dar paso, con Naturaleza muerta con silla de
rejilla (1912), a la época del cubismo sintético. Esta
corriente ha sido considerada como un periodo de los más radicales
del panorama artístico occidental; se caracteriza,
principalmente, por el abandono de la estética naturalista
y dar cabida a un arte de mayor complejidad; se persigue, por
tanto, que el espectador haga esfuerzos mentales para la
interpretación de la obra. Para ello se va a representar las partes
de un todo fraccionadas, y dichas partes no se van a mostrar desde la
perspectiva habitual; el pintor, con la ayuda de planos, recoge sobre
el lienzo formas geometrizadas desde diferentes puntos de vista al
mismo tiempo.
En Naturaleza muerta
con silla de rejilla, Picasso no presta tanta atención a ese
cubismo analítico que descompone todas las partes para ser
analizadas geométricamente en distintos planos; ahora, con esta
obra, inaugura y experimenta una evolución en el modo de descomponer
los temas. Al cubismo sintético le interesa más resaltar las partes
esenciales de los motivos, y estos van a ser representados con planos
geométricos amplios. Estos serán delimitados con diferentes
contornos remarcados, y se recurrirá al montaje de la
composición con elementos que no se habían utilizado hasta entonces
en pintura. De hecho, Naturaleza muerta con silla de rejilla
es considerado uno de los primeros collages
de la historia del arte. Sus pequeñas dimensiones, de tan sólo
27 x 34,9 cms., revolucionaron el modo de presentar un “cuadro”.
El bodegón no muestra un
único tema ya que se puede apreciar, con ayuda de la
descomposición en planos geométricos y los contornos a los que
hacíamos referencia, diferentes objetos; por un lado tenemos
la introducción de elementos tipográficos, que
se comenzaban a introducir en algunos cuadros: las letras
“JOU” hacen referencia a journal que significa periódico
en francés; por otro lado, y como exclusividad para el momento,
Picasso recorta un trozo de hule que simula la base de caña
enrejada de un asiento, y lo adhiere a la composición como un
elemento más. Este trozo de hule, colocado en la parte inferior,
delimita la parte superior del pequeño ovalo enmarcado con una
soga; siendo la guita, además, otra novedad introducida por el
pintor malagueño. Incluso, como cuerdas, los gruesos contornos
delimitan cada plano relleno de colores oscuros y pálidos:
grises, verdes y amarillos
apagados, que es la gama cromática que prevalece en las
construcciones cubistas. El lienzo ovalado en horizontal recuerda a
su vez a la mesa de café típica o al tradicional espejo de
época; los planos descompuestos simbolizan partes esenciales de
objetos que están sobre la mesa o son reflejados en el espejo; así
podemos distinguir la boquilla de una pipa, la rodaja de un limón,
el cáliz de una copa , el periódico, al que hacíamos mención
antes, los bordes de la mesa, las base de la silla o un cenicero.
La “ce” de Picasso
Según el DRAE, aunque la
palabra vanguardia viene del léxico militar, tiene varios
significados: por un lado, parte de una fuerza armada, que va
delante del cuerpo principal;
sin embargo, nos interesa aún más la segunda acepción del
diccionario, avanzada de un grupo o movimiento ideológico,
político, literario, artístico, etc.,
al estar relacionada con nuestro ámbito. Porque haciendo mérito al
vocablo, los primeros movimientos artísticos de vanguardia aparecen
antes de la gran guerra, defendiendo la diversidad de las ideas y
los caminos alternativos que llevan al mismo lugar, a la admiración
por el arte. En Naturaleza muerta con silla de rejilla,
Picasso anuncia al
espectador la “muerte” de una concepción o visión del arte,
dando vida a una nueva
generación y concepción de la creatividad;
eso sí, no pretende que la compresión de la nueva visión de la
pintura sea algo fácil, todo lo contrario, como
cubista tratará de que reflexionemos sobre lo que vemos.
El
artista malagueño, como
cristales, descompone el único punto de vista utilizado hasta ese
momento, y plasma sobre
el lienzo con forma de ojo aquello que va más allá de lo que se
puede ver, como una perspectiva meditada pero sin razón. El que mira
tendrá que reflexionar sobre lo que observa para llegar a sus
propias conclusiones. Admiramos esta capacidad de Picasso de incluir
en un espacio tan reducido diferentes elementos. La obra transmite
confusión en un principio, nos parece que no tiene coherencia, ni
relación alguna; sin embargo, hemos
comprendido aún más la corriente cubista, siguiendo las pistas que
Pablo Picasso nos insinúa sobre el lienzo:
“el ojo que todo lo ve”, en ocasiones, necesita un intervalo para
adaptarse, sobre todo, en situaciones de cambios lumínicos bruscos;
necesita tiempo, incluso, la lectura reposada de un periódico. Si
buscamos respuestas a las seis preguntas básicas de la disciplina
periodística (¿qué?, ¿quién?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿por qué?)
comprenderemos el sentido del cubismo y amarraremos, además, el contexto histórico de comienzos del siglo XX. El artista, en
definitiva, nos invita a tomar asiento —con una buena limonada,
siempre que sea posible—, que al reflexionar obtengamos nuestras
propias conclusiones evitando que nadie las tome por nosotros, y
mucho menos confiar en una única perspectiva o punto de vista.
Por
Víctor Manuel Arenas
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