Jesús Lizaso afirma que su arte intenta escapar del concepto, que crea tratando de evitar las preguntas sobre lo que significan sus obras, y que se centra en la forma.
Y cuando se observan sus esculturas queda claro que así es. El artista de Baracaldo (Vizcaya), muestra hasta el 3 de julio, sus últimas creaciones en una doble exposición en Torrelavega, que se divide entre la sala Mauro Murieras y el espacio expositivo de la sede de El Diario Montañés. En ambas, la madera es la gran protagonista, una materia natural, cálida y versátil que el autor ha sabido moldear para crear belleza, aunque, según sus palabras, «un escultor no se puede llamar así a los 50 años».
Algunas de las obras que Jesús Lizaso expone en estas fechas son Mesa de caballeros, realizada en madera de roble; Retracción, hecha de nogal, Varios planos de una sombra, en madera de wengué. Este autor, que entre otros galardones cuenta con la Medalla de Oro a la Investigación de Artes Plásticas de la Fundación Orbegozo, ofrece tres series complementarias de esculturas y está considerado como uno de los escultores con más proyección del país.
Hasta el próximo 3 de julio se podrán contemplar sus “Ortotropías” y “Engranajes” en la Sala Mauro Muriedas, y sus “Ensayos Ópticos” en la Sala del Diario Montañés.
Lizaso ya durante los noventa participa en varias exposiciones colectivas, por ejemplo la Muestra del Espacio Pignatelli de Zaragoza donde expuso sus obras de mayor tamaño hasta entonces. Se centra mas en el modelado, de temática etnográfica vasca.
Hacia 1997 comienza una etapa muy marcada por el mundo Industrial que plasma en las series de "Engranajes". Las Piezas que remiten al mundo de la Siderurgia pero con un tratamiento formal muy orgánico.
En torno a 1999, comienza una etapa más escultórica. Bronce y madera, pero sin abandonar la arcilla. Iconografía figurativa, gira en torno al concepto de "Fuerza".
Las proporciones humanas se desentienden de los cánones para enfatizar el esfuerzo. figuras de aspecto muy sólido y compacto.
Hacia el 2000 comienza con ejercicios como los "Toros", los "Ciclos"o los "Ensayos ópticos". la figuración persiste pero se convierte en simple punto de partida en busca de la abstracción. "Deconstruye" estructuras. Reconstruye evocaciones de su estado primigenio.
La Familia, el Amor en general, el Mundo Industrial, son temas recurrentes en un principio. En ejercicios posteriores como "Ensayos Ópticos" y "Trijeras", estos referentes desaparecen. Dan paso a una plástica más desnuda. Lo humano brilla por su ausencia si no es para dejar constancia de su capacidad para la transformación de su propio entorno.
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