viernes, 17 de junio de 2011

Hacia la nueva realidad


Comparación entre Picasso y Munch



1.Análisis de una obra de arte

Vamos a realizar un estudio de las dos obras centrándonos en el punto de vista técnico, con el fin de comprender mejor el significado de la pintura.

1.1.Tema

El tema de ambas obras en un retrato. En “Las señoritas de Aviñón”, de Picasso, aparecen representadas cinco jóvenes desnudas, por lo que también podría parecer un cuadro erótico, mientras que “El Grito”, de Edvard Munch representa a un hombre, con rostro de esqueleto, acercando sus manos a la cabeza, como signo de desesperación y protesta.

1.2.Elementos Plásticos

Todas las obras de arte presentan semejanzas y diferencias que vamos observando conforme nuestra mirada adquiere una mayor profundidad. En un primer momento “Las señoritas de Aviñón” y “El grito” poco o nada tienen que ver. Sin embargo, si prestamos un poco más de atención podemos darnos cuenta de sus parecidos.

Comencemos analizando aquello que más llama nuestra atención: la línea, el dibujo. En el cuadro de Picasso podemos observar la gran importancia que tiene la línea. Está marcada y crea formas geométricas prácticamente planas y, como es lógico, muy angulosas. La línea continua suele representar quietud y serenidad sin embargo, debido a la peculiaridad de esta obra, no creo que en este caso sea muy acertado decir que el trazo continuo haga que sintamos paz. En el caso de la pintura de Munch, las líneas son discontinuas, casi difuminadas. Los límites del dibujo se mezclan, creando una sensación de desasosiego, dinamismo y emoción. Además, las pinceladas de color hacen que esa sensación se agrave todavía más.

Pasemos a un punto algo más avanzado y contemplemos ahora el volumen de ambas pinturas. En este casi sí que podemos hablar de semejanzas entre ambas, ya que los autores consiguen dar algo de volumen a los cuerpos y al resto de figuras de ambos cuadros empleando distintos tonos de color para lograr este efecto. Si hablásemos de la perspectiva encontraríamos, por el contrario, nuevamente diferencias. Munch emplea una perspectiva jerárquica al colocar a dos personas de menor tamaño que la principal en el lado izquierdo de la composición. Sin embargo, también podríamos hablar del uso de la perspectiva lineal. Fijémonos en el puente, en cómo se aleja de nuestros ojos, cómo acaba perdiéndose su final y mezclándose con los cuerpos de los paseantes, cómo comienza en la orilla derecha del cuadro para desplazarse a la contraria, atravesándolo. Pero Picasso prefiere una perspectiva plana. Sus figuras no han recibido un orden de importancia determinado, no ocupan un lugar en el cuadro según su categoría. No hay nada detrás de ellas, el fondo difuminado y confuso no cuenta con ningún elemento que de sensación de lejanía y, por tanto, de profundidad.

Otros dos aspectos importantes en los cuadros son la luz y el color. La luz confusa que predomina en ambas pinturas es artificial. No podemos ver los rayos del sol en la mañana y tampoco durante el ocaso iluminar las caras de los personajes. La luz no es importante en este caso, al contrario que el color. Los tonos cálidos del cielo de “El grito” se funden con los marrones, negros, grises y ocres que conforman el puente y los ropajes de la figura principal. Algunas manchas verdes y azules surcan la composición. Las pinceladas son muy largas, parece como si el pintor hubiera trazado largas líneas de un lado al otro del soporte, creando así esa sensación de caos. La cara y las manos del personaje central son más claras, destacando así sobre su ropa y lo que lo rodea. Sus ojos y si nariz apenas están dibujadas, al contrario que su boca, una exclamación, un grito. El color predominante en “Las señoritas de Aviñón” es el tono carne de sus cuerpos desnudos, que aunque con matices, cubre una buena parte del lienzo. En el fondo se alternan dos manchas de color: una marrón ocupa una pequeña porción en el lado izquierdo del cuadro, el resto, es ocupado por un azul degradado, en ocasiones más claro, en otras más oscuro. Sin embargo, más que los colores, lo que llama la atención de esta pintura es la forma tan extraña que el autor otorgó a sus modelos.

Pasemos por último a otro de los puntos importantes de los cuadros: la composición. Nuevamente los pintores difirieron en su elección. Picasso optó por una composición de unidad es decir, todas las figuras del cuadro forman un todo, tienen igual importancia, al contrario que en “El grito”, donde Munch empleó una composición basada en los centros de interés. En este caso un elemento llama en primer lugar la atención del observador, la figura central.

1.3.Técnicas pictóricas

En este punto vamos a encontrar en los dos cuadros muchas diferencias. “Las señoritas de Aviñón” es un óleo sobre lienzo, con unas medidas de 243,9 x 233,7 cm. “El grito”, por el contrario está pintado sobre cartón, con una técnica que mezcla el óleo y el pastel. Sus dimensiones son también menores. En lo único que podemos decir que se parecen es que ambas son composiciones de pintura exenta, o lo que es lo mismo, elaboradas sobre soportes móviles.

2.Comentario de una obra de arte

En este nuevo apartado vamos a tratar, a partir del análisis realizado anteriormente, un comentario en que relacionemos el autor con su obra.

2.1.Relación de la obra con el autor

“Las señoritas de Aviñón” de Pablo Picasso fue realizado en 1907, al final del conocido como periodo rosa (1904-1907), denominado así por el empleo de tonos cálidos en la mayoría de sus pinturas, que sustituían a los tonos azules que el autor empleo en los años anteriores. Pero este cuadro supuso un antes y un después en la obra del autor ya que fue el inicio de lo que hoy conocemos cono movimiento cubista. Esta corriente, se caracteriza fundamentalmente por convertir las formas presentes en la naturaleza en figuras geométricas, lo que aporta a los cuadros un nuevo tipo de perspectiva. Además, los cubistas emplean tonos apagados, como los verdes, marrones y grises. Por otro lado, también incluyeron en su pintura técnicas como la del collage.

La obra que nosotros estamos analizando no reúne, ni mucho menos todas las características del cubismo, debido a que se trata del primer cuadro que representaba este modelo. Sin embargo, claro que podemos apreciar en las jóvenes que protagonizan en lienzo esos trazos geométricos que causan una sensación de sorpresa al observar el cuadro.

Munch pintó su obra “El grito” en 1893. Él, al igual que Picasso fue propulsor de uno de los movimientos pictóricos del momento: el expresionismo. Esta corriente se caracterizaba por ser todo lo contrario al impresionismo. Si estos últimos plasmaban en sus cuadros lo que veían, nada más, los expresionistas quisieron dar un vuelco a la pintura y mostrar el dolor y el sufrimiento del ser humano. Su temática se centró en la angustia y el miedo de la humanidad: enfermedad, dolor, ira, etc. Por este motivo los personajes de los cuadros de Edvard Munch tienen cara de muertos, de cadáveres, para agravar esa sensación. La verdad, no podemos negar que el cuadro que nosotros estamos analizando pertenece a este periodo.

El resto de cuadros de Munch son bastante similares. Siguiendo una temática marcada por el sufrimiento, podemos ver a esos muertos vivientes tan inquietantes en otros ejemplos como “Paseo vespertino en Oslo”. Además, los tonos oscuros añaden a la imagen un toque aún más siniestro.

Pablo Picasso realizó, desde que pintó “Las señoritas de Aviñón” una gran cantidad de cuadros en los que las características del cubismo son más claras: “Naturaleza muerta con silla de rejilla”, “Hombre con clarinete”, etc. Pero sin duda, la obra más conocida del pintor fue “Guernica”, pintado en 1937 ante el desastre de la guerra.

Es cierto que pese a tratarse de autores contemporáneos encontramos una gran diferencia en sus obras. Ello se debe, sin ninguna duda, a que cada uno pertenecía a una corriente distinta. Sin embargo, también podemos hablar de una pequeña semejanza entre ambos: en un momento dado de su carrera se preocuparon por representar el infortunio de la humanidad.

2.2.La Relación de la obra con la época histórica

Los cuadros que hemos analizado a lo largo de estas páginas fueron elaborados en un momento de cambio en Europa. Y, aunque Munch ya quisiera retratar la situación de la sociedad y los problemas que recorrían el mundo, no sería hasta algunos años después cuando los verdaderos horrores de la guerra hicieran acto de presencia en los cuadros de ambos pintores, pues no debemos olvidar que ambos sufrieron la Primera Guerra Mundial, quedando muy marcados. Picasso también experimentó la crudeza de una guerra entre hermanos, si cabe más dura para él que la anterior.

3.Crítica de arte

Desde mi punto de vista, hemos estado observando dos grandes obras que han marcado un antes y un después no sólo en las carreras de sus autores, sino también en la historia del arte.
Ambos pintores fueron, durante toda su vida, personas inquietas que buscaban reflejar en sus cuadros no sólo lo que veían, sino lo que sentían, lo que experimentaban… Querían ir más allá de lo común, de lo que hasta aquel momento era normal. Por ello buscaron la innovación, la novedad. Quisieron acercar al mundo una nueva perspectiva, una nueva forma de sentir, de llamar la atención del público.
Picasso pensó que las líneas rectas y las figuras geométricas aportaban a las formas habitualmente redondeadas, de bordes suaves, una sensación extraña: costaba identificarlas como lo que realmente eran. Sin embargo, consiguió que la gente llegara a entender y a apreciar sus obras. Logró que las aristas que antes arañaban la mirada, resultasen agradables a un público que fuera capaz de soportar, durante unos instantes, aquel dolor.
Munch también decide innovar. Sus cuadros son denuncias del dolor de los hombres, de una sociedad cada vez más inhumana que explotaba a muchas personas y que las convertía en muertos en vida. Quizá por ello decide que sean esos muertos los protagonistas de sus cuadros.
El pintor noruego busca estremecer con sus pinceladas, quiere que sintamos miedo, escalofríos incluso al observar su cuadro de “El grito”. Quiere que también nosotros nos llevemos las manos a la cabeza, siendo partícipes de esa desesperación, y que gritemos con él a un mundo que sólo muestra horror. Quiere que nuestros cuerpos tiemblen al ver “Paseo vespertino en Oslo”, que nos demos cuenta de hasta qué punto aquellas personas eran esclavas de esa cruda sociedad.

4.Bibliografía

•< http://es.wikipedia.org/wiki/Cubismo#Caracter.C3.ADsticas> [Consulta: 19 de Mayo de 2011]
•AA.VV. Historia del Arte. El mundo contemporáneo (2010) Alianza Editorial. Madrid

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