lunes, 15 de mayo de 2017

San Clemente de Tahull.




San Clemente de Tahull es una obra pictórica situada en el ábside de la iglesia de San Clemente de Tahull que se encuentra en el Valle de Bohí en Lérida.



Estamos ante una pintura religiosa. En esta decoración mural podemos ver el pantocrátor, que con una mano bendice y en la otra lleva un libro en el que se puede leer: ‘Ego Sum Lux Mundi’ (Yo soy la luz del mundo). El pantocrátor se encuentra entronizado, y a sus pies, la bola del mundo. Su rostro es alargado y las marcadas líneas dibujan el pelo, los ojos, la boca y la barba de manera simétrica.
Está rodeado de dos ángeles bajo esta imagen se encuentra el tetramorfos, símbolo de los cuatro evangelistas. Los apóstoles rodean el mural por la parte de abajo. La cuenca del ábside presenta un fondo dividido en tres bandas de diferentes colores, negro, ocre y azul.




Es una escena realizada al fresco, donde los pequeños detalles se observan con claridad. El dibujo está realizado con una línea gruesa de trazo ancho, de color negro, lo cual aporta una sensación de planitud (Raquel Gallego, 2009). Los colores predominantes son el verde, el azul, el rojo y el amarillo; existe una gran variedad de gama cromática, lo cual aporta profundidad a la imagen. La figura central está pintada en dos tonalidades diferentes, una clara y otra más oscura, consiguiendo cierto modelado, que el pintor remarca en los amplios pliegues de las vestiduras (M. Carmen Díaz Carrera, 2017).

Este tipo de pintura se caracteriza por un remarcado hieratismo; carente de toda expresividad. Las figuras muestran un aspecto antinaturalista. La posición en que se encuentran es estática y queda bien remarcada la frontalidad del dibujo. Además, los cuerpos muestran bastante rigidez y en algunos casos, severidad. Demuestra un claro carácter hierático. El autor, pretendiendo romper con la frontalidad de las figuras se observa una leve perspectiva en los símbolos que portan los evangelistas que nos permiten diferenciar dos partes, la cara exterior y la interior, diferenciadas también a través de dos colores diferentes (M. Carmen Díaz Carrera, 2017).




La pintura se caracteriza por su planitud. La anatomía humana se resuelve geométricamente; los trazos son simples y el fondo de la imagen está formada por las figuras.
Esta pintura tiene un carácter funcional, es simbólica. Esta obra estaba dirigida a una comunidad pobre e iletrada, por lo que las obras de temas religiosos tenían como objeto difundir escenas de la Biblia de forma comprensible para toda la población, así los analfabetos podrían ‘leer’ mediante los dibujos, es lo que podemos llamar una biblia gráfica (M. Carmen Díaz Carrera, 2017).

La simbología del ábside de San Clemente de Tahull se basa en varias narraciones bíblicas. Constituyen una representación de pasajes del Apocalipsis, el libro de Isaías y el libro de Ezequiel, culminando la imagen con el Juicio Final.

Se muestra a Dios desde una perspectiva sobrenatural, ya que aparece con todo su poder y su gloria para ‘jugar’ con la Humanidad, con la bola del mundo a sus pies. Se representa a Dios con todo lo que le caracteriza y lo identifica como ser supremo, señalando su magnificencia (Enseñ-arte, 2007).

San Clemente de Tahull es un fresco perteneciente a la pintura románica española, concretamente catalana del siglo XII (Raquel Gallego, 2009). La temática típica de esta época son el pantocrátor, La Virgen entronizada… Los dos focos principales de la pintura románica son el catalán y el castellano (Raquel Gallego, 2009).

La pintura románica del S. XII está influenciada por los elementos bizantinos, los árabes y los mozárabes; la presencia de éstos últimos fue un valioso aporte cultural que enriquece y da mayor personalidad a las manifestaciones artísticas.
Durante el S. XI el arte románico renovó y transformó los elementos ya implantados dando lugar a la coexistencia de fórmulas muy diferentes. 
La pintura románica catalana fue una de las artes más brillantes y destacadas. Cabe señalar el grupo de pinturas de las decoraciones de Tahull, alrededor de las cuales se formó un círculo estilístico de similar calidad, además de favorecer la introducción de otras corrientes procedentes de Francia (Daniel García Parra; Jose Luis Rodríguez, 2014).

En el siglo X-XI se produce una renovación religiosa e intelectual. La Península es un territorio ocupado por los musulmanes en el sur y la otra parte la ocupaban los cristianos. Con el avance de la Reconquista se pudieron recuperar los territorios perdidos por la penetración musulmana (El Románico. Enciclopedia-El País, 2006).

El Camino de Santiago se convierte, entonces, en una importante vía para la llegada de formas artísticas procedentes de otros países.

El carácter expresionista, las formas geométricas, los colores, la planitud, la falta de profundidad que caracterizan a esta imagen hacen que la obra destaque entre las pinturas de esta época y se convierta en una obra maestra del románico europeo, dejando su impronta en la Historia de la Pintura.




Ana Barrero.


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