martes, 6 de junio de 2017

LOS FAUVES


"Sed indulgentes cuando nos comparáis con aquellos que fueron la perfección del orden; nosotros, que buscamos por todas partes la aventura"

Guillaume Apollinaire.

(Aracil, 1982)

Bonheur de vivre (La alegría de vivir). Óleo sobre lienzo. Henri Matisse (1906)

Contexto histórico

Según Serge Fauchereau (2006), París empezó a convertirse en una ciudad moderna a partir de la segunda mitad del s. XIX. En esos años se introdujeron grandes avances tecnológicos como la electricidad, el automóvil, el cinematógrafo, la telegrafía sin cables... También se produjeron grandes avances científicos como la teoría de la relatividad y la radioactividad. Tuvieron lugar Exposiciones Universales y grandes espectáculos como el Tour de Francia. Se introdujeron nuevas técnicas de construcción (materiales como el hormigón armado) que permitían una arquitectura más ligera y práctica... En definitiva, la ciudad, a principios del XX se había alejado del romanticismo y adaptado a los nuevos cánones de la Modernidad. Y todo esto, tanto en París como en otros lugares, tenía que afectar a las artes: en literatura, a la sintaxis y la poética; en música, a la tonalidad y, en las artes plásticas, a la perspectiva clásica y a la teoría de los colores (Fauchereau, 2006).

El Salón de los Independientes

En 1905 expuso en la capital francesa un grupo de jóvenes pintores unidos por una clara afinidad en torno al uso del color y su exaltación en tonos puros, excepcionalmente intensos y violentos. Ya desde finales del s. XIX el academicismo se había visto seriamente amenazado con el triunfo del Impresionismo; pero fue en los años previos a la Primera Guerra Mundial que se consolidó la tendencia libertadora del arte y empezaron a surgir las famosas vanguardias. El que se ha considerado el primer movimiento artístico del s. XX es el Fauvismo, surgido en Francia y que quedaría cristalizado en 1905 con el escándalo provocado por la exposición de una serie de cuadros de Matisse, Derain, Braque , Marquet, Dufy, Van Dongen y Vlaminck, entre otros, en el Salón de los Independientes primero y, después, en el Salón de Otoño.
Según Rodriguez Llera (2012), cuando el periodista y crítico de arte Louis Vauxelles entró en la sala y vio un agrupamiento de obras de tal cromatismo y fuerza expresiva en torno a una escultura de bronce convencional, Torso de niño, no pudo más que exclamar: "¡Donatello entre fieras!".  Y así fueron bautizados los autores como los fauves (fieras), y el movimiento como Fauvismo. "Es con las bestias feroces con quienes compararon a nuestros amigos, a causa de los colores que dejaban de cantar y rugían, literalmente", dijo el también crítico y poeta francés André Salmon (Ráfols, 1960).
El puente de Charing Cross (1906) André Derain


El Fauvismo

El Fauvismo como movimiento pictórico, pues, surgió en Francia y fue muy breve ya que duró, aproximadamente, desde 1904 hasta 1908 (hay que mencionar que surge paralelo al Expresionismo Alemán). A la hora de emprender un análisis de este movimiento surge el problema de su delimitación dada la ausencia de cualquier manifiesto o corpus teórico. Autores como Alfredo Aracil y Delfín Rodríguez (1983) consideran que se debe entender el fauvismo no tanto como un grupo sino como un acontecimiento de tres o cuatro años de duración y que influyó de manera determinante en muchas de las orientaciones que tomó el arte en la primera mitad del s. XX.
Aún así, a pesar de la ausencia de un programa general y de la diversidad de estilos de los fauves, sí que se pueden deducir algunas características que los aúnan como grupo:

  • El color. Es, sin lugar a dudas, el gran protagonista. Los autores lo emplean de forma creativa, intuitiva, instintiva y apasionada. Además, le dan independencia respecto al objeto: el color no coincide con su apariencia real en la naturaleza. Rechazan los tonos naturalistas en favor del color puro, agresivo y saturado
  • En cierto modo, reaccionan contra el Impresionismo, una corriente anterior que había dado más importancia a la luz en detrimento del color. De ahí que en el fauvismo la luz desaparezca, y con ella el claro oscuro y la perspectiva
  • La pincelada es rápida y nerviosa. Los toques son gruesos y vigorosos y los trazos toscos y discontinuos, aunque esto provoque la distorsión de las figuras. 
  • Las composiciones tienden hacia un único plano.
  • Paisajes, retratos, naturalezas muertas, desnudos, escenas interiores... son quizás los temas más recurrentes en el Fauvismo.
  • Para los fauves el cuadro tenía que ser expresión, y no composición u orden. En sus Notas de un pintor, dice Matisse: "para mí, la expresividad no reside en la pasión que está a punto de estallar en un rostro o que se afirmará por un movimiento violento. Se encuentra, por el contrario, en toda la distribución del cuadro;el lugar que ocupan los cuerpos, los vacíos a su alrededor, las proporciones, todo tiene un papel propio que representar. La composición no es más que el arte de disponer de manera decorativa los diversos elementos con los que un pintor cuenta para expresar sus sentimientos" (Aracil y Rodríguez, 1983).

Les Fauves

Henri Matisse

(1869-1954)
Henri Matisse retratado por Derain

André Derain

(1880-1954)
André Derain retratado por Matisse

Maurice de Vlaminck

(1976-1958)
Vlaminck retratado por Derain

Raoul Dufy

(1877-1953)
Dufy, Autorretrato

Émile-Othon Friesz

(1879-1949)
Othon Friesz, Autorretrato



Kees Van Dongen

(1877-1968)
 Van Donguen, Autorretrato

BIBLIOGRAFÍA

  • ARACIL, A., RODRÍGUEZ, D. (1983). El siglo XX. Entre la muerte del arte y el arte moderno. Madrid: Ediciones ISTMO, S.A.
  • FAUCHEREAU, S. (2006). El París de las vanguardias en Lars: cultura y ciudad, 4, 8-13
  • RÁFOLS, J. F. (1960) Los pintores "Fauves" en Cuadernos de arquitectura.
  • RODRIGUEZ LLERA, R. (2012). El arte den el siglo XX. Madrid: Creaciones Vicent Gabrielle

Entrada realizada por: Marta Alonso-Patallo Estupiñán.

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