Este es el título del interantísimo
libro de Francisco García Gómez, editado en 2007 por la Semana de Cine
Experimental de Madrid, patrocinado por la Sociedad General de Autores y
Editores (SGAE) y el Instituto Buñuel. García Gómez (Málaga, 1968) es doctor en
Historia del Arte por la Universidad de Málaga y profesor titular del
Departamento de Historia del Arte de la UMA donde imparte, entre otras
asignaturas, Historia del cine y otros medios audiovisuales. Su línea
investigadora se ha centrado en arte y arquitectura de los siglos XVIII y XIX,
y en historia del cine. Además de la obra que nos ocupa, en lo relativo al
ámbito cinematográfico, ha publicado el libro El miedo sugerente. Val Lewton y el cine fantástico y de terror de la
RKO.
El autor comienza su trabajo: “Vicent
Van Gogh se ha convertido indiscutiblemente en uno de los grandes iconos del
arte universal, en un auténtico ídolo de las masas, conocido por la mayor parte
de un gran público que ignora lo más elemental sobre otros pintores también de
primera fila” y así nos desgrana con la minuciosidad de un relojero, para
aquellos que amamos el cine y la pintura, durante 336 páginas, El loco de pelo rojo, largometraje dirigido
en 1956 por el gran Vicente Minelli cuyo título original, más cercano a la
realidad de la historia, es Lust for Life,
algo así como Codicia por la vida. El
largometraje fue una producción de la Metro-Goldwyn-Mayer que adaptaba la
novela homónima de Irving Stone y protagonizaba Kirk Douglas.
El genial pintor holandés es
analizado exhaustivamente a través de la película. Ya sea desde aspectos
meramente fílmicos como los relativos al personaje histórico, eso sí desde matices
de la biografía cinematográfica. Comienza la singladura con una sinopsis del
argumento del film y un bosquejo del proceso de producción, para continuar con una
reflexión sobre el biopic,
significado de biographic picture
(película biográfica), que viene a ser la dramatización cinematográfica de la
biografía de una persona, siendo en sí casi un subgénero, especial hincapié en
los centrados en artistas. Seguidamente, estudia la fidelidad de la película
con la historia que se narra, desmenuzando los episodios de la vida de Vincent
Van Gogh que han sido omitidos y qué hay de verdad o no tras el filme. Se hace una
personal visión de su hermano Theo y de su amigo el pintor Paul Gauguin. Continúa
con el estudio de los aspectos plásticos, por un lado las relaciones con la
pintura del pintor holandés y sus nociones estéticas, como el tratamiento dado
al color por el director americano, uno de los aspectos más conseguidos de la
película; por otro, a la perspectiva dada a la narración y a la puesta en
escena, así como a la música, del excepcional Miklos Rozsa. Posteriormente
García Gómez sitúa a El loco del pelo
rojo en la filmografía de Vicente Minnelli y su relación con el resto de
sus películas. Y concluye con un repaso a otras cintas que han tratado al
personaje y a la obra del maestro del impresionismo. Como es natural se cierra
el libro con una extensa selección bibliográfica y un detallado índice de
nombres y títulos, así como una cuidadísima recopilación de ilustraciones de
fotogramas de la película y obras de Van Gogh.
La obra no deja de ser un magnífico
puente entre cine y pintura, aunque exhaustiva y completa no cae en un
academicismo aburrido ni en una superficialidad trivial. Inundada de notas a
pie de página e interesantes citas, es un estudio serio y pormenorizado del
film de Minnelli desde todos los ángulos posibles, pero también una disertación
sobre la obra y la vida del pintor protagonista, así como los puntos de
encuentro y desencuentro entre ambos. Que viene a ser una reflexión sobre una
película paradigmática en las relaciones entre dos artes que siempre han estado
en continua simbiosis así como el filme por antonomasia sobre la vida de un pintor.
Se podría señalar una frase de una
de las cartas de Van Gogh que el autor cita en el libro y también aparece en la
película, donde tienen una importancia capital: “Mi colorido tiene una fuerza
que nunca había tenido antes, produce sensación de vida y de potencia”. Creo
que también se podría aplicar perfectamente a El loco del pelo rojo y a este libro.
Por Rafael Ángel Angulo.
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