AUTORA ENTRADA: LIDIA SOLER
El
gran masturbador, Dalí
El tema
representado es bastante complejo. Aparece una gran masa amarillenta
y angulosa de cuyo extremo superior izquierdo (desde el punto de
vista del espectador) surge la cabeza de una mujer que se acerca a
unos genitales masculinos. Además están representados una cabeza de
león, una langosta, unos personajes que pasean solitarios y un
lirio, todo ello de carácter simbólico como se comentará más
adelante
La composición
es estática y simétrica aunque ligeramente descompensada en cuanto
a las masas hacia la izquierda. El horizonte es amplísimo y se funde
con la línea del suelo de forma difusa.
Predomina el
dibujo, utilizando una línea nerviosa en ocasiones, jugando mucho
con las curvas. Los colores empleados son brillantes y juega con la
combinación entre fríos y cálidos de forma magistral.
Una luz fría e
irreal invade toda la composición dándole un aspecto de ensoñación.
Las sombras negras inquietantes que se proyectan indican la presencia
de un foco de luz dirigido desde la izquierda (según miramos el
cuadro), provocando grandes contrastes entre las zonas iluminadas y
las que se encuentran en penumbra.
El espacio se
sigue entendiendo al modo clásico, se valora el volumen de las
figuras y la perspectiva lineal. Como es habitual en el autor, la
visión se produce desde un punto elevado, lo que baja la línea del
horizonte y permite una larga perspectiva que crea un ambiente, de
nuevo, de fuerte extrañamiento.
Las figuras
representadas son muy diferentes entre sí. Mientras que la mujer, de
líneas ondulantes, se relaciona con el prototipo de mujer
modernista, el hombre al que se acerca parece más una escultura, es
algo frío, pétreo. Por otro lado, las pequeñas figuras que
aparecen debajo se asemejan a maniquíes.
Se trata ésta de
una de las obras de mayor importancia de Salvador Dalí, la cual nos
introduce de lleno en el Surrealismo. Fue realizada en la época más
creativa del autor (1929).
Esa gran masa
amarillenta representa un autorretrato del pintor, quien era muy
pálido y con una enorme nariz. Es una obra sumamente autobiográfica
en la que aparecen reflejados multitud de sus miedos u obsesiones. La
langosta de forma fálica situada donde debiera estar la boca, es una
de las fobias del pintor: le aterrorizaban de niño. Las conchas y
guijarros, hacen alusión a la playa, a su infancia, mientras que las
hormigas que están en el vientre de la langosta y que ascienden por
su cara, son clara referencia a lo putrefacto, a lo descompuesto...a
la muerte en definitiva.
La mujer que sale
de donde debería estar el cuello, se acerca a los genitales del
hombre en una clara alusión sexual (potenciada por la cabeza del
león, símbolo de la sexualidad y del deseo). No olvidemos que
precisamente los temas tabú para la sociedad del momento como la
muerte o el sexo (muy habituales en la prosa y los ensayos de
Bataille), son los más representados por Dalí, escandalizando
incluso a gente de su núcleo pictórico.
No obstante, el
hecho de que debajo de la mujer encontremos un lirio, símbolo de
pureza, ha dado lugar a otras interpretaciones: la masturbación como
forma limpia de sexualidad (y de nuevo asociada a motivos
autobiográficos, como el miedo que mantuvo durante toda su vida al
coito, tal vez, como apunta Ian Gipson, al miedo que le inculcó su
padre a las enfermedades venéreas)
En las figuras
solitarias hay quien ha querido ver la alusión a otra de sus fobias,
la soledad, pero también a los paseos junto a Gala, su musa, por la
playa (figuras abrazadas). Otros críticos las relacionan con la idea
del paseante ya presente en las obras De Chirico que abunda en el
tema de la soledad y la visión subjetiva del mundo a la vez que da
una nueva escala a toda la escena al poner en comparación con la
figura humana, monumentalizándola.
Tras su etapa
(corta) en la residencia de estudiantes, Dalí viajó hasta París y
allí conoció a Breton y al círculo del Surrealismo, en el cual
entró. Le invadieron entonces las ideas de Freud y el psicoanálisis
o la interpretación de los sueños, todas presentes en el Primer
Manifiesto Surrealista. De hecho, sus obras tienen más aspecto de
sueño que de realidad. Las asociaciones extrañas, lo
irracional...todo ello aparece reflejado en su obra. Dalí fue más
allá y creó un método de representación denominado método
“paranoico-crítico” que consiste en la doble representación de
imágenes multiplicando las lecturas de sus obras (en el fondo una
técnica típica de la Gestalt que permitía el diagnóstico
psiquiátrico y, que, aún más lejos, se inspira en las metáforas
visuales que ya vimos en Gaudí)
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